Este 27 de marzo se cumplen años del trágico suceso que conmocionó el mundo de la aviación, pasadas las cinco de la tarde, hora local el caos y la desolación envolvió el viejo aeropuerto de Los Rodeos, término municipal de San Cristóbal de La Laguna en Tenerife. La vida de la isla colapsó durante varias semanas y giró en torno al aeródromo y el Hospital General, hoy Complejo Hospitalario Universitario de Canarias.
Reportajes de todo tipo en revistas, documentales, especiales de televisión, publicaciones especializadas…todo está prácticamente dicho sobre el trágico final del vuelo chárter 4805 de la holandesa KLM, procedente de Schiphol (Ámsterdam) y el vuelo regular 1736 de la norteamericana Pan American que llegaba a Canarias desde el famoso J.F.K (Nueva York), ambos desviados por un aviso de bomba del MPAIAC en el aeropuerto de Gando en Gran Canaria.
La saturación de las instalaciones de Los Rodeos combinado con el mal tiempo provocó la situación perfecta para que el más mínimo error pudiera desembocar en lo que finalmente ocurrió. La colisión se produjo cuando el aparato de KLM inició sin autorización la carrera de despegue mientras el Jumbo de la Pan Am maniobraba en la pista hacia la de rodadura. La dichosa Ley de Murphy se cumplió, lamentablemente, el avión americano estaba a punto de abandonar la pista y el holandés intentó elevarse…casi lo consiguió, pero el impactó finalmente se produjo.
El resultado fue 583 fallecidos y sólo 61 supervivientes, todos de la parte delantera del Pan American. Mucha ha sido la tinta vertida y las horas de radio, televisión y cine sobre un fatídico error cometido por el comandante del avión holandés. En todos los accidentes siempre hay conclusiones y éste provocó que el lenguaje de comunicaciones de radio entre la torre y las aeronaves fuera revisado en profundidad.
La otra cara de la moneda
El domingo 27 de marzo de 1977, a las cinco de la tarde la vida de Tenerife y la sangre de los tinerfeños se heló. A medida que iban avanzando las horas se escuchaban noticias confusas sobre algo que había pasado en Los Rodeos. La autopista del norte era un caos de policía, guardia civil, bomberos, ambulancias… Algunas emisoras de radio daban la noticia y pedían que todo el personal sanitario y de seguridad se incorporase de inmediato a sus puestos de trabajo.
En La Laguna, se interrumpieron las proyecciones en los cines de entonces y un empleado delante de la pantalla repetía el mensaje de las emisoras de radio: «Todo el personal sanitario y de seguridad que se incorpore con urgencia a sus puestos«, con el consiguiente revuelo y estupor. El clima no ayudaba y la verdadera dimensión del accidente se empezó a asimilar al día siguiente, muchos fuimos al camino que algunos llaman del Fortuny otros del Rodeo aunque su nombre es otro.
Ver los restos de dos imponentes aviones reducidos a chatarra humeante es impactante. Ver las fotos del hangar del aeropuerto lleno de ataúdes, lo es aún más. La población ante el drama se volcó. Médicos y estudiantes de medicina, enfermeros y estudiantes, voluntarios de todo tipo estuvieron al pie del cañón en todo momento.
El personal del aeropuerto de Los Rodeos, el de todas las compañías y el de aeropuertos nacionales, prestó el servicio más difícil que se puede llevar a cabo en una de estas infraestructuras; una situación que jamás podrán olvidar.
El municipio de La Laguna también quedó marcado para siempre. En la Mesa Mota se ubicó hace unos años un monumento en memoria de las víctimas de este fatídico domingo, de hecho, con motivo del 45 aniversario el ayuntamiento descubrió una placa en honor de los fallecidos que descansan en el viejo Cementerio de San Jua. En este camposanto se encuentran los restos que no pudieron ser identificados.
La Laguna y toda la población y profesionales que vivieron aquellos hechos no pueden olvidar que el accidente más trágico de la historia de la aviación comercial se produjo tan cerca de ellos.
Los protagonistas
Muchos se vieron involucrados en los acontecimientos que se dieron ese domingo, los momentos previos fueron una locura para el personal de Los Rodeos, tenían que dar una rápida solución al conflicto generado en Gando. Tras el impacto las preocupaciones fueron otras.
En el momento del accidente, nuestro estimado colaborador Tomás Cano Pascual era Jefe de Escala de la compañía aérea Spantax. Su relato sobre lo acaecido aquel día impacta, sólo hay que ponerse en situación para que regresen a nuestra mente los recuerdos…
“Estábamos sentados cómodamente en el despacho que la compañía Spantax tenía en el Albergue, un pequeño hotel utilizado en aquella época para las tripulaciones y algún alma perdida.
Yo siempre he creído que el 7, 17, 27 han sido los números de mi suerte, muchos años después así sería, cuando en Air Europa, incorporamos el B-737 o el 757. El número de teléfono de esa compañía era 971 737757.
Pero definitivamente ése día 27 de Marzo de 1977 a las 17,17 Horas, se produjo la mayor catástrofe aérea que todos conocen, los Jumbos de KLM y Pan Am; el 7 no fue mi número de la suerte ese día.
El primer ruido que oímos fue como la explosión de una bomba, no podíamos ver nada desde la amplia ventana porque la niebla era densa y en lugar de blanca, su color era más bien tirando a oscuro.
Salimos a la pista o parking y vimos correr a gente gritando que se había estrellado un avión.
Cogimos el Seat 124 de la compañía y a medida que íbamos dejando el parking el número de personas que se subieron en el coche ya no las recuerdo, pero gente mucha, incluido el Coronel del Aeropuerto, la llegada a la zona fue dantesca y veíamos aquello que la niebla nos dejaba ver, a medida que el viento nos abría claros para que paulatinamente nos diéramos cuenta de la dimensión de lo acontecido.
Llegaron los autobuses o «jardineras» de Ibería, la ambulancia, solo había una y todos los increíbles seres humanos que trabajaban en aquel aeropuerto, la mejor gente que jamás he conocido.
La labor de todos ellos y las escenas dantescas todavía perduran en mi memoria, que ejemplo dieron todos a la hora de recoger lo que se podía recoger.
En fin, para que alargarse más… todos conocemos el final de la historia, pero mi recuerdo perdura por el valor de tantos compañeros y de lo que llegaron a hacer.
El pueblo de Tenerife se volcó, fue algo increíble, como increíble era lo sucedido por una estúpida bomba del MPAIC, en el aeropuerto de Las Palmas.”
Como ya he comentado, el recuerdo traumático de esta vivencia no se podrá borrar jamás, Tomás Cano recordaba en el 31 aniversario…
“Miro desde la terraza y contemplo el mar. Me parece ver reflejados en él los rostros de todos aquellos que hace 31 años vivimos la triste experiencia del desastre de Tenerife de los Jumbos de KLM y PAN AM.
A alguno le parecerá que no es momento de recordar tragedias como aquella, porque las tragedias de los otros son siempre de una banalidad exasperante. Aquella tarde de domingo del 27 de marzo de 1977, no fue la mejor tarde del Comandante del avión de KLM, Van Zanten, aquella tarde fue como la historia de Oscar Wilde ‘La Máscara de la muerte roja’. Hoy solo quiero tener un recuerdo para todo el pueblo de Tenerife, para sus gentes que se volcaron ante la tragedia y para mí mismo, porque la vida es simplemente una colección de momentos, esos momentos que no se borraran de mis pupilas en toda la vida.
Quisiera recordar a todos aquellos que hombro con hombro hicimos cuanto pudimos por socorrer a aquellas pobres gentes que venían hacia nosotros desde el avión de la PAN AM, como fantasmas, perdidos en aquella isla en medio del océano.
Todavía mantengo en mi mente la figura del Comandante del avión americano viendo el desastre con la camisa fuera de sus pantalones y fumando un pitillo: era el Comandante Victor Grubbs, hombre de 57 años y con más de 21.000 horas de vuelo que no podía creer lo que estaba viendo. En aquellos momentos se nos iba en llanto el alma por la tristeza, pero al final todos descubrimos lo mejor de las gentes de Tenerife y esto permanecerá por siempre en mi corazón.”
Parafraseando a nuestro compañero Cano Pascual, todavía todos tenemos en nuestra mente las terribles imágenes que “sin filtros” se publicaron en diarios y revistas, bastante teníamos con lo que había pasado para mostrarnos ese horror. Seguramente en otro país no habría sido posible. En fin, ojalá que jamás se vuelva a repetir en ningún sitio una tragedia similar.
(*)
Estimado Sr. Pascual:
Estoy sin palabras para describir mi profunda gratitud hacia usted y su personal por la ayuda dada a Pan Am durante los días de gran dificultad a raíz de nuestra tragedia en Los Rodeos en el último mes.
La oportunidad de usar su oficina, así como su teléfono y de servirnos de sus instalaciones, fue una ayuda incalculable para todos nosotros. Además, estamos agradecidos por la cordialidad y cortesía mostrada a todo el personal de Pan Am por su personal.
Me gustaría darle las felicitaciones de parte del Mayor Owen de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Comandante de la aeronave C-130 de evacuación. Tomándole menos de 30 minutos para localizar el número de teléfono de MAC en Alemania y comprobar que la llamada fue correctamente realizada, fue un esfuerzo notable por su parte y fue sinceramente apreciado por el Mayor Owen y por mí.
Mediante la copia de esta carta, me gustaría informar a su presidente del servicio ejemplar provisto por Spantax a Pan Am en nuestra desafortunada colisión en Tenerife y expresar con total gratitud a Spantax por el apoyo y la cálida consideración extendida a nuestro equipo por parte de los empleados de Spantax.
Saludos cordiales
Jeff Kriendler
Director, Programa de relaciones públicas
Traducción: Jesús C. Pérez