Conocí a Ramón Correa en 1984 aproximadamente, cuando cantábamos codo con codo, en la cuerda de tenores, en el Coro Polifónico Universitario, grupo del que ambos tenemos el honor de haber sido miembros fundadores, bajo la grandiosa batuta de la maestra Carmen Cruz Simó.
Desde el principio me di cuenta que estar con Ramón suponía convivir en los ensayos con una persona excepcional, cuya nobleza y bonhomía hacían que se acercara a los demás con una sincera intención amigable y cariñosa. Además, Ramón posee una cualidad maravillosa en su personalidad, ya que es una de esas personas que si no la ves en mucho tiempo no pasa nada, pues su carácter cercano permanece inalterable, de modo que desde que lo saludas pareciera que retomaras una conversación reciente. Esto es lo que me ha pasado con él, pues aunque lo he seguido siempre que ha tenido algún tipo de intervención en los medios, físicamente lo he visto en contadas ocasiones tras nuestro paso por aquel magnífico coro de nuestra juventud, y en esos más que esporádicos encuentros me he encontrado con la misma buenísima persona.
Hoy, aprovechando esta magnífica entrevista que le ha realizado Antonio Betancor, he querido, con este texto, rendir mi modesto homenaje al AMIGO Ramón Correa, que más allá del docente de latín, del director del IES de la Villa de San Sebastián de La Gomera y del fabuloso folklorista y etnógrafo del patrimonio gomero, es una excepcional persona a la que desde aquí le envío un abrazo fraternal.