Cada 5 de diciembre, desde 1986, se conmemora el Día Internacional de los Voluntarios para resaltar la labor importante y desinteresada que millones de personas realizan en todo el mundo con un único objetivo: Hacer de nuestro planeta un lugar mejor.
La celebración de este Día Internacional fue impulsada por Naciones Unidas que, igual que múltiples asociaciones u organizaciones presta sus servicios, capacidades y conocimiento en favor de la comunidad allá donde sea preciso.
En la sociedad que nos ha tocado vivir hay muchas personas que cuestionan la validez del voluntariado, ignoran el fuerte valor añadido que tiene para una sociedad culta y desarrollada la existencia de estos colectivos.
El voluntario ofrece su capacidad para ayudar, colaborar y cumplir los objetivos para los que ha decidido trabajar de manera altruista y desinteresada, sin importarle reconocimientos oficiales o privados, la satisfacción está en el trabajo cumplido con diligencia y solidaridad.
Las personas que trabajan como voluntarios saben que su tarea no es sencilla, ejercen sus acciones por hacer del mundo un lugar mejor, y sin buscarlo se convierten en agentes motivadores que impulsan a otros a pertenecer a estos colectivos.
El objetivo del voluntariado es cumplir el punto número 16 de la Agenda 2030: “Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas; donde hay voluntarios no hay diferencias entre personas”.
Hay distintos tipos de voluntariado, los más destacados son: comunitario, de exclusión social, cooperación al desarrollo, medioambiental y de protección civil. Todos ellos son de vital importancia en el ámbito donde desarrollan su actividad.
En Canarias, concretamente en Tenerife, contamos con distintas asociaciones que dedican sus esfuerzos a mejorar la sociedad en la que vivimos. A los Bancos de Alimentos, Cruz Roja y movimientos religiosos que se dedican a ayudar a los desfavorecidos se suman otros no menos importantes.
Protección Civil y Bomberos Voluntarios son los colectivos más importantes que cubren las necesidades en asuntos de emergencias sirviendo de cuerpos auxiliares de los profesionales de cada sector.
La percepción que se tiene en nuestra sociedad sobre el voluntariado dista mucho de la que hay en países de nuestro entorno. Francia, Reino Unido, Alemania y Portugal respetan y ponen en valor la labor que sus voluntarios realizan en beneficio de la colectividad.
Con motivo de la pandemia pudimos ver al personal de Protección Civil apoyando las medidas de información a la población. A los Bomberos Voluntarios higienizando ambulancias del SUC en La Laguna o repartiendo alimentos para los más necesitados por toda la isla.
El reconocimiento que merecen estas personas que sustraen horas de su tiempo libre no debe venir exclusivamente de la Administración o el pueblo, sus “colegas” profesionales deberían respetar y valorar su labor y ayudarles.
Los sectores más corporativos de las emergencias son, en ocasiones, muy duros con el voluntariado, les acusan de intrusismo. Evidentemente sobran adjetivos por mi parte para calificar la ignorancia del paleto venido de allende los mares o del canario confundido por el seseo.
Nuestra tierra ha sido siempre solidaria y podemos presumir de ello. Por toda nuestra geografía vemos a nuestros Voluntarios repartiendo su buen hacer, pese a quien pese, en Canarias todavía nos queda solidaridad para dar y regalar. Amén.