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El compositor de ¡Ay, Santa Cruz!, probablemente no la vivió como nosotros la sufrimos
Por Fernando Hernández León
Si levantara la cabeza el Maestro Fernando García Morcillo, autor del bolero «¡Ay, Santa Cruz!«, que dedicara a la ciudad y que popularizaran «Los Huaracheros«, entre otros grupos y solistas, con toda seguridad no lo escribiría igual, sobre todo, aquella parte del estribillo en la que la califica como, “flor del jardín tinerfeño”.
En mi calle, que bien podría ser una cualquiera del callejero chicharrero, hace ya muchos años, que la atmósfera romántica y bucólica que se produce con la caída de las hojas muertas del otoño, se ha convertido en una sucia realidad, que como consecuencia ha traído mucho hartazgo e indignación. Además, con cierta frecuencia, se producen daños a las personas que transitan, ya que, resbalan y caen. La última afectada, fue una señora mayor a la que socorrí, tras una aparatosa caída, con resultado de un buen golpe en una de sus rodillas.
Otros componentes del deprimente paisaje de mi calle, son: papeles de publicidad, colillas, bolsas de plástico…, pero se lleva “la palma”, lo que hacen las mascotas que son paseadas por sus “animales” (¡uy!, dudo si esto último está bien expresado).
Me consta, que el servicio de limpieza hace lo que buenamente puede, pero no dan abasto, ya que son pocos. Como reza el dicho popular, “mucho arroz, para poco pollo”.Entiéndase por arroz, a Santa Cruz de Tenerife y por pollo, al número insuficiente de trabajadores de la limpieza urbana.
Lo que pasa en mi calle, ocurre en amplios sectores de la ciudad, a la que se ha abandonado paulatinamente. Aparte de los cuatro sitios bonitos y cuidados, da pena pasear por bastantes barrios y comprobar el estado de deterioro actual, como consecuencia del tremendo abandono al que han estado sometidos, especialmente la zona del Toscal.
Soy hijo de esta ciudad y la quiero con toda el alma, pero ese amor por ella, no me impide ver el «pobrecito» estado que padece actualmente y no es la opinión, ni el sentimiento de alguien cercano a la política, o a los partidos, ya que, nunca he pertenecido a ninguno, me han interesado muy poco y a estas alturas de la película, mi desencanto es total. Es mi humilde reflexión, expresada desde la pena que da, ver el lamentable estado de muchas infraestructuras (públicas y privadas), el escaso y a menudo nulo mantenimiento de las calles, mobiliario urbano, el declive comercial, empresarial y los niveles de inseguridad.